¿El emprendedor es un acróbata? ¿Alguien que se lanza al vacío sin tener aún las alas del todo hechas? ¿Emprender requiere un poco de inconsciencia? ¿Y la física, tiene algo que ver con esto?
¡Impresionante entrega, Nacho! Me hace reflexionar y aclarar ideas. Pensemos en la ruleta. Cuando alguien está de racha, los ojos de su entorno irradian admiración. Cuando esa racha no está, el efecto es el contrario. La percepción positiva de un emprendedor inconsciente se sostiene solamente sobre el efecto “halo” que da el azar de sus resultados favorables.
Por otra parte podemos apreciar que la inconsciencia es solamente aplaudida en RETROSPECTIVA, cuando el emprendedor acierta y los resultados están alineados o incluso superan las expectativas.
La inconsciencia sin empatía ni conocimiento (datos que colaboren con la reducción de la ceguera estratégica), es temeraria. Sin duda.
Aplaudamos, entonces, a emprendedores valientes, que asumen riesgos, pero antes, durante y después de sus acciones.
Gracias nuevamente por abrir el espacio a la reflexión!
Gracias, Pablo, por tu comentario. Es cierto que la audacia de los emprendedores suele ser celebrada en retrospectiva cuando alcanzan el éxito, mientras que, en caso contrario, se les tilda de temerarios con el clásico "ya lo decía yo". Este fenómeno refleja cómo la percepción del riesgo y la valentía está condicionada por los resultados. Sin embargo, es fundamental reconocer que, independientemente del desenlace, es precisamente esa disposición a asumir riesgos lo que impulsa la innovación y el progreso.
Gracias Nacho por tus sabias reflexiones. Comparto totalmente que el exceso de consciencia es un freno de mano que nos impide “abrir la cabeza” a lo desconocido. Y así no se sale nunca de la zona de confort. Arriesgar asumiendo los riesgos es el único camino, sea emprendiendo o tomando decisiones en las empresas. Tiene un nexo directamente relacionado con la asunción de responsabilidad, aspecto que lamentablemente está en declive en esta sociedad. La “idea” de emprender da vueltas en la cabeza de mucha gente. Pero eso, sin su dosis necesaria de responsabilidad y asunción del riesgo y por supuesto tener un plan (para lo cual hay que “darle a la cabeza”, otra cosa que cada vez tiene menos adeptos), no sirve absolutamente de nada.
Gracias Oriol, por tu comentario. Lo de "abrir la cabeza" a lo desconocido, puede ser a veces el punto de escape para salir de la comodidad, que si se instala en uno, puede ser una forma de esclavitud y buscar nuestro crecimiento personal y profesional "haciendo camino al andar".
Gracias Oriol, por tu comentario. Lo de "abrir la cabeza" a lo desconocido, puede ser a veces el punto de escape para salir de la comodidad, que si se instala en uno, puede ser una forma de esclavitud y buscar nuestro crecimiento personal y profesional "haciendo camino al andar".
¡Impresionante entrega, Nacho! Me hace reflexionar y aclarar ideas. Pensemos en la ruleta. Cuando alguien está de racha, los ojos de su entorno irradian admiración. Cuando esa racha no está, el efecto es el contrario. La percepción positiva de un emprendedor inconsciente se sostiene solamente sobre el efecto “halo” que da el azar de sus resultados favorables.
Por otra parte podemos apreciar que la inconsciencia es solamente aplaudida en RETROSPECTIVA, cuando el emprendedor acierta y los resultados están alineados o incluso superan las expectativas.
La inconsciencia sin empatía ni conocimiento (datos que colaboren con la reducción de la ceguera estratégica), es temeraria. Sin duda.
Aplaudamos, entonces, a emprendedores valientes, que asumen riesgos, pero antes, durante y después de sus acciones.
Gracias nuevamente por abrir el espacio a la reflexión!
Gracias, Pablo, por tu comentario. Es cierto que la audacia de los emprendedores suele ser celebrada en retrospectiva cuando alcanzan el éxito, mientras que, en caso contrario, se les tilda de temerarios con el clásico "ya lo decía yo". Este fenómeno refleja cómo la percepción del riesgo y la valentía está condicionada por los resultados. Sin embargo, es fundamental reconocer que, independientemente del desenlace, es precisamente esa disposición a asumir riesgos lo que impulsa la innovación y el progreso.
Gracias Nacho por tus sabias reflexiones. Comparto totalmente que el exceso de consciencia es un freno de mano que nos impide “abrir la cabeza” a lo desconocido. Y así no se sale nunca de la zona de confort. Arriesgar asumiendo los riesgos es el único camino, sea emprendiendo o tomando decisiones en las empresas. Tiene un nexo directamente relacionado con la asunción de responsabilidad, aspecto que lamentablemente está en declive en esta sociedad. La “idea” de emprender da vueltas en la cabeza de mucha gente. Pero eso, sin su dosis necesaria de responsabilidad y asunción del riesgo y por supuesto tener un plan (para lo cual hay que “darle a la cabeza”, otra cosa que cada vez tiene menos adeptos), no sirve absolutamente de nada.
Gracias Oriol, por tu comentario. Lo de "abrir la cabeza" a lo desconocido, puede ser a veces el punto de escape para salir de la comodidad, que si se instala en uno, puede ser una forma de esclavitud y buscar nuestro crecimiento personal y profesional "haciendo camino al andar".
Gracias Oriol, por tu comentario. Lo de "abrir la cabeza" a lo desconocido, puede ser a veces el punto de escape para salir de la comodidad, que si se instala en uno, puede ser una forma de esclavitud y buscar nuestro crecimiento personal y profesional "haciendo camino al andar".